sábado, 10 de diciembre de 2016

Tiempos confusos

Vivimos tiempos confusos en los que está cambiando el estado de cosas en los que hemos vivido en los últimos 15 años.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

En América Latina, la tendencia progresista y de izquierda, que influyó notablemente en el rumbo que tomaron los acontecimientos no solo nacionales sino continentales en los últimos quince años, parece haberse debilitado.

Por otro lado, emerge con fuerza una tendencia de derechas que se expresa de diferentes formas: por un lado, restaurativamente en Argentina y Brasil, es decir, proponiéndose volver a las viejas políticas neoliberales arrasando, de paso, con los logros de los gobiernos que los precedieron.

Por otro, aparecen intempestivamente corrientes de una derecha populistas en Europa y Estados Unidos que seguramente ejercerán influencia en lo que suceda en América Latina en los próximos años.

Es un tira y encoge entre fuerzas contrapuestas que se erigen como respuestas distintas ante acontecimientos dramáticos provocados por las consecuencias que resultan de la globalización neoliberal en marcha.

Para América Latina, sin detrimento de la influencia que pueda ejercer en el curso de los acontecimientos de los próximos años lo que suceda en Europa, es la victoria de la derecha populista en los Estados Unidos lo que gravitará con más fuerza.

Esta tendencia de ascenso de la derecha tendrá distintas expresiones y no estará exenta de contradicciones. En América Latina, la llegada de la derecha al gobierno de Brasil y Argentina tiene implicaciones restaurativas, lo que quiere decir que busca no solo destramar los logros sociales e internacionales (especialmente en el ámbito de la integración autónoma de la región) sino, también, volver a las políticas neoliberales que sin mayores adornos ni amortiguaciones se aplicaron en las décadas de los ochenta y noventa.

Esta política restaurativa lleva implícita una posible contradicción con las políticas del populismo de derechas norteamericano que anuncia su desavenencia con los tratados de libre comercio (que son bandera fundamental de la derecha neoliberal latinoamericana), y anuncia, como una de sus reivindicaciones principales, hacer los mayores esfuerzos posibles por atraer los capitales norteamericanos que se han marchado fuera de sus fronteras, lo cual constituye un golpe de primer orden a los esfuerzos de atracción de inversiones en la región.

Por otro lado, esta el tema de los migrantes latinoamericanos en los Estados Unidos que, de llevarse a cabo las propuestas de Donald Trump, significarían un serio problema para México y los países centroamericanos, que tienen en las remesas un basamento importante de su PIB.

Pero seguramente el mayor impacto del hecho de tener un gobierno tan abiertamente de extrema derecha en los Estados Unidos sea el efecto de demostración que ejercerá sobre la derecha latinoamericana que, ahora, se sentirá no solamente envalentonada sino que además, como ya ha salido a relucir en los días posteriores a la elección, verán enriquecido sus programas electorales con temas y propuestas utilizadas en la campaña norteamericana y que, aparentemente, permitieron la elección de Trump.

Los efectos de la globalización neoliberal han llevado, entonces, a una polarización de las opciones políticas. En la coyuntura actual el fiel de la balanza no se decanta definitivamente aún por uno u otro lado, por lo que vivimos tiempos de confusión e incertidumbre.

1 comentario:

Francisco Morales Santos dijo...

¿No crees, amigo, que algunas gentes de izquierda o que parecían de izquierda, cuando alcanzaron el poder cayeron en los males que se supone combatirían y prácticamente entregaron ese poder al neoliberalismo?